por René Avilés Fabila
El inmenso poeta Rubén Bonifaz Nuño hizo un importante donativo al Museo del Escritor, de ello los medios dieron amplia información. El hombre de letras explicó las razones de la entrega y de su cercanía con la muerte, declaró ser incapaz de definir su poesía; a cambio quiso precisar, con la modestia que lo caracteriza, sus aportaciones a la métrica y al ritmo, la mezcla que hizo de lenguaje culto y popular y el valor que les concede a sus traducciones de clásicos, principalmente a La Iliada, que tradujo del griego y cotejó con siete versiones; su última tarea: las enfermedades lo acosan, muerden su cuerpo, dijo rodeado de periodistas y admiradores.
El inmenso poeta Rubén Bonifaz Nuño hizo un importante donativo al Museo del Escritor, de ello los medios dieron amplia información. El hombre de letras explicó las razones de la entrega y de su cercanía con la muerte, declaró ser incapaz de definir su poesía; a cambio quiso precisar, con la modestia que lo caracteriza, sus aportaciones a la métrica y al ritmo, la mezcla que hizo de lenguaje culto y popular y el valor que les concede a sus traducciones de clásicos, principalmente a La Iliada, que tradujo del griego y cotejó con siete versiones; su última tarea: las enfermedades lo acosan, muerden su cuerpo, dijo rodeado de periodistas y admiradores.
Esto fue en el Museo del Escritor, donde un grupo de escritores dimos los primeros pasos para que México posea un recinto dedicado a la literatura y a quienes se han entregado a las letras. Hace poco, José Agustín obsequió originales y objetos personales para engrosar el patrimonio de la naciente institución, la que cuenta con más de 400 primeras ediciones firmadas por sus autores, García Márquez, Saramago, Allan Poe, Rafael Alberti, Nicolás Guillén, Carlos Fuentes, Elena Garro, Alí Chumacero, Alejo Carpentier, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Pita Amor, Rafael Solana, José Luis Martínez, Andrés Henestrosa, Augusto Monterroso, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Edmundo Valadés y muchos más. Asimismo posee valiosos documentos: por ejemplo el poeta Dionicio Morales donó originales de Carlos Pellicer, Sergio Magaña y Alejandro Aura y hay cartas de Uslar Pietri y Elías Nandino. Destacan la mesa de trabajo que fuera del legendario Centro Mexicano de Escritores, en donde trabajaron casi todos los escritores mexicanos, las máquinas de escribir de Gustavo Sáinz, Eugenio Aguirre y Otto-Raúl González, una espléndida colección de retratos originales, caricaturas y fotografías de grandes narradores y poetas. El Museo cuenta con una revista de distribución gratuita. Finalmente a pesar de su pequeñez física (carece de apoyos), imparte talleres de literatura, concede premios, lleva a cabo presentaciones y conferencias para estimular las letras entre los jóvenes. Su biblioteca cuenta con quince mil volúmenes de literatura mexicana.
Para consolidar el gran proyecto nacido de la sociedad, de los escritores, solicitamos formalmente al CONACULTA que nos diera en calidad de préstamo el ex Oratorio de San Felipe Neri, abandonado desde hace algún tiempo, asimismo le pedimos a una de las fundaciones de Carlos Slim apoyo para darle las instalaciones que requiere un museo de esa magnitud. En todo nos hemos quedando esperando la respuesta positiva. Al parecer, ahora Hacienda desea que el ex Oratorio se convierta en oficinas, lo que contribuirá a la destrucción del inmueble. Con un museo es posible respetar la estructura, adecuarse; con oficinas jamás. Así lo hemos explicado a las autoridades correspondientes.
Más aún, distinguidos intelectuales y académicos, diversas instituciones de alta cultura han brindado su decidido apoyo al Museo por medio de cartas y firmas que le han enviado a Sergio Vela. Citaré algunos: Academia Mexicana de la Lengua, Academia Mexicana de Historia… De la UNAM, han optado por la defensa del proyecto el Instituto de Investigaciones Estéticas, la Facultad de Arquitectura y el Instituto de Investigaciones Históricas. A título personal han firmado cartas de apoyo, entre muchos otros, Martha Fernández, Mercedes de la Garza, Juliana González, María Teresa Uriarte, Teresa del Conde, Jorge Alberto Manrique, Elisa Vargaslugo, Alberto Dallal, Elisa García Barragán, Olga Sáenz, Pablo Escalante, Álvaro Matute, José Rubén Romero, Miguel León-Portilla, Luis Herrera de la Fuente, Sebastián, Jorge Ruiz Dueñas, Federico Ortiz Quesada, Bernardo Ruiz, Silvia Molina, Ignacio Trejo Fuentes, Joaquín Armando Chacón, Óscar de la Borbolla, María Luisa Mendoza, Marcela del Río, Gelsen Gas, Ángeles González Gamio… Finalmente le presentamos la idea al rector general de la UAM, José Lema Labadie, quien la vio con simpatía. La Delegación Miguel Hidalgo hizo suya la propuesta y hemos encontrado amplia disposición de diversos medios de comunicación, con los que hemos hablado del Museo del Escritor.
Felipe Calderón dice proteger los inmuebles valiosos del país, ha firmado convenciones internacionales como el de Protección del Patrimonio Mundial, entonces ¿por qué convertir en oficinas el ex Oratorio de San Felipe Neri, cuando podría albergar a un significativo museo que respetaría su estado y lo dignificaría dándole la función de recinto para las letras nacionales y universales, algo que no existe en el mundo? Además es una forma de socializar el espacio. En este mes recibiremos donaciones importantes de las familias de Edmundo Valadés y del poeta Fernando Sánchez Mayáns, ¿las arrumbaremos en un local inadecuado o las autoridades del país tendrán la suficiente sensibilidad para alojarlas debidamente? ¿Nos toparemos de nuevo con la sordera de las autoridades y en especial de Felipe Calderón?
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