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El siguiente es un blog dedicado a narrar la lucha que hemos dado escritores e intelectuales, académicos e investigadores para darle al Museo del Escritor, único en el mundo, propuesta de la Fundación René Avilés Fabila, un local digno, a la altura de sus propósitos.
No sólo se trata de exhibir originales, manuscritos, libros firmados por sus autores, objetos personales de poetas y narradores, fotografías, sino también de apoyar a los jóvenes escritores.
Los datos pueden ser consultados en la página http://www.museodelescritor.org.mx/ El Museo del Escritor fue, a pesar de su pequeñez física y escasos recursos económicos, formalmente inaugurado, lo componen un Presidente y un Consejo Directivo integrado por trece escritores de renombrado prestigio.
No obstante la claridad del proyecto (por ahora ubicado en Yácatas 242, Colonia Narvarte, México, DF), no se ha encontrado ninguna clase de apoyo a no ser el de los mismos escritores, intelectuales y académicos del país.
Hasta hoy, en vano hemos recurrido a diversas instituciones oficiales y privadas sin mayor éxito, si acaso alguna promesa distante. A CONACULTA le solicitamos el préstamo de un bien nacional: el ex Oratorio de San Felipe Neri. La siguiente, es la crónica documental de la batalla que se ha dado para obtener el sitio.
Al parecer, las autoridades de la nación, han preferido convertir el inmueble del siglo XVII en oficinas. Aquí ponemos los documentos que soportan nuestra solicitud y alguna respuesta. No más. Consideramos, porque hemos trabajado abiertamente, de cara al país, que la información debe estar disponible para su consulta y saber qué tipo de combate ha sido sostenido para consolidar un museo y conservar un edificio colonial de gran valor. Por ahora el Museo del Escritor puede ser visitado de lunes a viernes de 10 a 14 horas.

Carta de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Culrual


Carta a Felipe Bravo Mena

Con esta carta de la doctora Martha Fernández al Lic. Felipe Bravo Mena, los escritores, intelectuales, académicos y la Fundación René Avilés Fabila, A.C. que hemos impulsado la consolidación del Museo del Escritor, cerramos una página y esperamos que en un futuro próximo encontremos una respuesta adecuada.





Soñó Rafael Felipe Muñoz con un museo dedicado a los escritores

SDP Noticias
30 de Abril, 2009 - 09:56 —

México, 30 Abr. (Notimex).- En el pasado algunos intelectuales de la época como José Vasconcelos, Salvador Novo, Agustín Yáñez y Rafael Felipe Muñoz, este último nacido el 1 de mayo de 1899, idearon la creación de un museo vivo dedicado a los escritores.

El proyecto era crear un espacio en el cual, los jóvenes pudieran formarse como autores a través de cursos, talleres, diplomados, mesas redondas, conferencias y presentaciones de libros, entre otras actividades.

Mucho tiempo después, basado en esa idea, un numeroso grupo de escritores, artistas plásticos, académicos e intelectuales decidieron formar el Museo del Escritor, que actualmente se encuentra en la colonia Narvarte, en la Ciudad de México, lugar en que se recuerda a Rafael F. Muñoz.

Fue así como la Fundación René Avilés Fabila (FRAF) abrió las puertas de dicho lugar, único en su género en México y probablemente en el resto del mundo.

El periodista, escritor, narrador, participante en la Revolución Mexicana y de algunos de los gobiernos emanados de ésta, Rafael F. Muñoz nació en la ciudad de Chihuahua.
Su infancia la pasó en su tierra natal, en un rancho cercano a la frontera con Estados Unidos, donde realizó sus estudios. En su juventud se trasladó a la Ciudad de México, para regresar posteriormente a Chihuahua.

A los 16 años de edad se inició como reportero de un diario de Chihuahua y por entonces tuvo contacto con la vida revolucionaria. Fue así que conoció a Pancho Villa (Doroteo Arango), todo lo cual le dejó un profundo recuerdo, como lo comprueban los temas y personajes de sus libros.
Durante el gobierno de Venustiano Carranza, su simpatía con Alvaro Obregón lo obligó a desterrarse a Estados Unidos, donde trabaja, sobre todo en California.
Al caer el primero, regresó a México para escribir en los diarios "El Heraldo", "El Gráfico" y "El Universal", así como en varias revistas.

Durante el gobierno interino del presidente Emilio Portes Gil (1928-1930), ocupó la dirección del diario "El Nacional".

Su carrera literaria la empezó siendo joven, aproximadamente en 1913, y en sus obras utilizó sus propias experiencias revolucionarias, lo que se puede apreciar en "El hombre malo y otros relatos", "El feroz cabecilla, "Cuentos de la Revolución en el norte" y "Si me han de matar mañana", entre otros.

La literatura de Muñoz se caracteriza por un estilo objetivo, sin temblores y sin angustias. Narra las hazañas y atrocidades, las desventuras y sufrimientos de los hombres de la Revolución. Todos los sucesos que narra son verídicos, como en alguna ocasión lo confesó el propio autor.
En 1941 publicó en Argentina su segunda novela: "Se llevaron el cañón para Bachimba", que es en gran parte autobiográfica y en la cual de nuevo el autor y narrador recoge sus recuerdos, sensaciones y aventuras.

También de su autoría es la penetrante biografía de "Antonio López de Santa Anna" (1936), en la que los críticos han coincidido en que el autor logra captar a ese complejo y tortuoso personaje, así como la época pintoresca y contradictoria que le tocó vivir.

Rafael Muñoz también escribió varios argumentos cinematográficos que fueron llevados a la pantalla y ocupó el puesto de jefe del Departamento de Prensa de la Secretaría de Educación Pública.

El 9 de octubre de 1970 fue electo miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Mientras preparaba su discurso de recepción, en forma repentina murió el 2 de julio de 1972, en la Ciudad de México, a la edad de 71 años.

Carta de la Casa de la Cultura Ciro Alegría

Lima, 27 de Abril del 2009


Don René Avilés Fabila
FUNDACIÓN MUSEO DEL ESCRITOR
México , D. F.


Apreciado Sr. Avilés:

Recibí su gentil carta a través de la actriz María Cristiana Ribal, Directora de Relaciones Públicas del proyecto. Los felicitamos por tan original “Museo del Escritor”.

Ocurre que estamos celebrando el Primer Centenario del nacimiento de Ciro Alegría, que tiene su fecha central en el mes de noviembre; pero que desde el mes de enero se ha iniciado con preciosos actos recordatorios. En el mes de febrero se inauguró la “Casa de la Cultura Ciro Alegría”, de la que soy fundadora y presidenta. Entre los fines de los Estatutos de la Constitución están: reconstruir la casa donde nació en Quilca, Huamachuco, La Libertad. Ya se ha comenzado la reconstrucción y también la compra de la casa donde falleció en Chaclacayo, Lima.

Mientras tanto, sus pertenencias están en el local provisional de la “Iglesia Cristiana Maestro Fiel”. Estamos esperanzados en que el Gobierno donará un local apropiado para la Casa de la Cultura Ciro Alegría y, llegado ese momento, tendremos que colocar sus pertenencias en las 3 casas que llevarán su nombre.

Es por esto que nos vemos impedidos de concederles objetos personales, libros ni originales. En medio de todos los eventos en que estamos involucrados, haremos copia de un CD de fotos del escritor; escanearemos originales de cartas, carátulas de libros, afiches, programas de algunos actos del Centenario y pondremos este material en su correo electrónico. Le rogamos darnos unos días para esto.

Atentamente,
Dora Verona

¿Por qué un museo?, ¿Por qué en el Centro Histórico?

La Crónica de hoy
Sección:
Opinión
Miércoles 15 de Abril, 2009
¿Por qué un museo?
¿Por qué en el Centro Histórico?
René Avilés Fabila

Poco queda de aquel centro de la ciudad capital por donde transitaron todos los grandes artistas e intelectuales de México. Algunos de sus edificios coloniales han sufrido el mismo destino que las edificaciones aztecas: la piqueta. Pero es mucho lo que debemos conservar. Allí nació la cultura del continente con la fundación de la Gran Tenochtitlán y allí los españoles luego de destruir, erigieron la capital de la Nueva España. El resultado, el mestizaje, fue la base de una nueva civilización. Sus calles están llenas de recuerdos memorables. Sólo en el siglo XX, luego de la Revolución, en sus vetustos edificios los mexicanos crearon un nuevo país. En esa zona se establecieron instituciones y la Universidad Nacional fue instalándose. Vasconcelos edificó la Secretaría de Educación Pública, donde estuvieron escritores notables como Jaime Torres Bodet, Agustín Yáñez, Rafael F. Muñoz, José Revueltas, Mauricio Magdaleno…, sucesivos gobernantes crearon museos y los más grandes pintores dejaron en sus muros huellas indelebles. Qué no ha tenido esa hermosa zona. Luego decayó. Los cambios le fueron adversos y el deterioro evidente. Sus habitantes se distanciaron y oficinas y comercios atrajeron vendedores ambulantes que la agobiaron. Hoy, poco a poco, recupera su brillo, el esplendor que Luis González Obregón y Salvador Novo narraron en páginas soberbias. Alrededor del Zócalo y sus majestuosos edificios civiles y religiosos, el antiguo centro convalece de sus heridas. Hay esfuerzos del gobierno capitalino, en este caso representado por Alejandra Moreno Toscano, de empresarios como Carlos Slim, de la UNAM y de Conaculta por dignificarlo.

En este contexto, un numeroso grupo de escritores, artistas plásticos, académicos e intelectuales (ver www.museodelescritormex.blogspot.com) decidimos formar el Museo del Escritor. Está en Yácatas 242, Narvarte. Pero el local es inadecuado. Por ello, hemos llevado a cabo pláticas con distintas autoridades y fundaciones para encontrar el apoyo necesario a un proyecto de envergadura, que contribuiría mucho a la recuperación del Centro Histórico. El Museo posee una biblioteca especializada en literatura de unos quince mil volúmenes, una importante colección de dibujos, grabados y caricaturas de escritores, primeras ediciones firmadas, originales, objetos y cartas. Sin embargo, el proyecto va más allá. La idea es hacer un museo vivo, donde los jóvenes puedan formarse como escritores, con cursos, talleres, diplomados, mesas redondas, conferencias, presentaciones de libros. Ello necesita apoyo. No es fácil darle las dimensiones que merece una institución de tal clase, única en el mundo como es posible comprobar en internet. Algo que pueda darnos una idea del trabajo literario y de la vida cotidiana de los narradores ya está listo, pero estamos hablando de un amplio museo, que disponga de aulas y cubículos para investigadores. Esto sólo lo contemplamos en el Centro Histórico. Al Conaculta le solicitamos formalmente el ex Oratorio de San Felipe Neri, los trámites quedaron inconclusos por la salida de Sergio Vela. Asimismo, le enviamos a Felipe Calderón varias misivas firmadas por intelectuales distinguidos, cuyas respuestas estuvieron a cargo de su secretario particular, Felipe Bravo Mena. La lista de apoyos es sorprendente. Esperamos que haya continuidad con Consuelo Sáizar, a quien estamos tratando de contactar.

Imaginamos que personajes como Carlos Slim estarían interesados en apuntalar un museo de tal naturaleza, porque se trata de empresarios que han enfocado su mirada en la dignificación del Centro Histórico.

Por otro lado, Alejandra Moreno Toscano se mostró interesada en el proyecto y pensó en un posible terreno a un costado del templo de Santo Domingo. En fin, nada ha quedado claro. Estamos hablando de un museo que existe y sólo espera una mejor sede, que ha sido visto con simpatía por el director del IPN y el rector general de la UAM, que ha encontrado apoyo en instituciones respetables como los institutos de Investigaciones Estéticas e Históricas y la Facultad de Arquitectura de la UNAM, el Museo José Luis Cuevas, la Fundación Sebastián, el Museo Franz Mayer, la Academia de la Lengua, la de Historia y la de Artes, agrupaciones afines a la UNESCO, la Sogem y que lleva firmas como las de Miguel León Portilla, Rubén Bonifaz Nuño, Teresa del Conde, Humberto Musacchio, María Luisa Mendoza, José Agustín, Alberto Dallal, Silvia Molina, Martha Fernández… En fin, es, pues un Museo que ha sido bien recibido por infinidad de personajes e instituciones, registrado ante notario público; cuenta con un consejo directivo integrado por trece escritores de valía.

Hablamos de una institución cuyo valor cultural es invaluable y que puede fácilmente convertirse en un centro de atracción turístico, político, social y ser el eje de la vida literaria de los jóvenes. Un museo al servicio no sólo del país, puesto que en sus vitrinas hay libros y objetos de escritores de diversas nacionalidades. Creo que la dificultad principal estriba en que se trata de una propuesta de la sociedad civil, la que apenas cuenta en México.

http://www.reneavilesfabila.com.mx/

DOCUMENTO ENTREGADO EN JULIO DE 2008 AL CONACULTA SOLICITÁNDOLE FORMALMENTE APOYO PARA LA CREACIÓN DEL MUSEO DEL ESCRITOR



DOCUMENTO ENTREGADO EN JULIO DE 2008 AL CONACULTA SOLICITÁNDOLE FORMALMENTE APOYO PARA LA CREACIÓN DEL

MUSEO DEL ESCRITOR

1. Nombre del Proyecto:
Museo del Escritor.

2. Nombre de la persona moral que presenta el Proyecto:
Fundación René Avilés Fabila, A. C.

3. Justificación:
México tiene una larga tradición literaria que proviene de dos vertientes: la prehispánica (se conocen, según Humberto Musacchio en Milenios de México, más de 2000 obras literarias anteriores a la llegada de los españoles) y la que arranca con la conquista (cuando está a punto de iniciar el siglo de oro de las letras españolas con Cervantes, Quevedo y Lope de Vega) y el largo periodo colonial donde ambas nacionalidades se funden en una nueva: el mestizaje. A lo largo de varios siglos han aparecido notables escritores como Fernando de Alva Ixtlixóchitl, Gutierre de Cetina, Carlos de Sigüenza y Góngora, Juan Ruiz de Alarcón, Sor Juana Inés de la Cruz, Joaquín Fernández de Lizardi, Andrés Quintana Roo, Vicente Riva Palacio, Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto, Manuel Acuña, Justo Sierra O’Reilly, Juan de Dios Peza, José López Portillo y Rojas, Manuel Payno, Federico Gamboa, Amado Nervo, Mariano Azuela, Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Martín Luis Guzmán, Salvador Novo, Carlos Pellicer, Octavio Paz, José Revueltas, Elena Garro, Rosario Castellanos, Rubén Bonifaz Nuño, Alí Chumacero, Andrés Henestrosa, Rafael Solana, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Carlos Fuentes e innumerables más. Todos ellos le han dado prestigio al país. Si en materia económica no hemos logrado despegar cabalmente, en materia de arte la nación no padece ningún mal. Pero si hemos de ser justos y equilibrados, México les debe mucho más que buena literatura a los escritores, muchos de ellos, la mayoría sin duda, se han dedicado a otras actividades tales como la diplomacia, la administración pública, el periodismo y hasta la política si pensamos en figuras como Vasconcelos, candidato presidencial. Sus vidas han sido apasionantes y dignas de elogio y crítica, de pronto han sido críticos del poder y otras veces se han sumado a esta fuente de recursos, pero en todos los casos jamás han dejado de lado su tarea como brillantes narradores y poetas, como ensayistas y dramaturgos. La memoria histórica es invaluable para un país, como México, cuyos habitantes deben nutrirse de las vidas y experiencias de esos hombres y mujeres que le han dado tanto lustre a nuestro país.
Por ello es indispensable que exista un museo que haga un recuento de las tareas de los escritores, al servicio del arte y desde luego del país. Es necesario que México posea un sitio donde se narre la historia de todos estos grandes valores y que se pueda apreciar la forma en que desarrollaron su trabajo y veamos algunas de sus obras y de sus objetos personales, de sus costumbres y maneras de escribir y concebir la vida literaria y la vida en general del país.

4 Impacto Social esperado:

La idea es instalar el Museo del Escritor en el Centro Histórico, que ha sido la cuna de la cultura nacional. Este sitio ha sido la sede de edificios fundamentales como la Universidad de México, esparcido en diversos inmuebles donde destacan San Ildefonso, Medicina y el hoy Palacio de la Autonomía, la Secretaría de Educación Pública fundada por José Vasconcelos en 1922, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, El Colegio Nacional y, desde luego, Palacio Nacional, testigo de nuestra turbulenta historia y otros espacios donde dejaron huella de su presencia los grandes muralistas mexicanos. Asimismo podemos encontrar lugares de nacimiento de escritores y pintores o sitios donde deambularon y prestigiaron con su presencia, zonas de reunión social como cafés y bares, restaurantes y casonas donde se celebraron actos históricos y reuniones literarias. Si en algún sitio debe estar el Museo del Escritor es justo en el Centro Histórico de la ciudad de México.

Un museo de este tipo, hasta donde sabemos único en el mundo, tendría una trascendencia fundamental, ya que por la nobleza de su temática se puede hacer una gran convocatoria no sólo nacional sino internacional, todo depende de la cantidad de recursos con que se cuente, con el fin de invitar a los escritores para que aporten sus libros, objetos y testimonios y de esta manera darle contenido al Museo.

Por otro lado, aquí no se está circunscribiendo a un solo escritor, sino que hablamos de recuperar para la memoria histórica una cantidad de libros que ya serán precisamente obras de museo. La vertiginosidad de la internet nos obliga a preservar y luchar para que los libros sigan siendo el mejor contacto para aprender a leer y disfrutar de su lectura por mucho rato más.
Por todo lo anterior y considerando la importancia de que sea el Centro Histórico el lugar para albergar el Museo del Escritor, se propone nos sea otorgado el ex Oratorio de San Felipe Neri “el Viejo” como sede del Museo del Escritor o alguna otra opción e el Centro histórico. Tenemos conocimiento de que el ex Oratorio San Felipe Neri, actualmente está en desuso y pertenece al Gobierno Federal y en espera de ser asignado a algún proyecto cultural. Como apoyo a esta posible asignación del Ex Oratorio al proyecto del Museo del Escritor, se anexa la carta del Dr. Arturo Pascual Soto, Director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, así como el artículo de la Maestra Martha Fernández del mismo Instituto, donde hace un recuento de su historia y de su potencialidad para ser el Museo del Escritor.

Además, esto tendrá efectos importantes en la dignificación del Centro Histórico y la elevación de la cultura de los mexicanos, al reconocer a sus mejores hombres y a que participen en todas las actividades que ahí se desarrollarán. Ya que se trata de hacer un museo vivo, con conferencias, mesas redondas, cursos, talleres, exposiciones temáticas, etc.


5. Objetivos:

a) Preservar la memoria histórica de los escritores, especialmente aquellos que han dado fama al país; b) Conservar el acervo literario; c) Promover la difusión de las obras de nuestros más importantes escritores y d) Investigar las vidas y obras de escritores. Pensamos que el proyecto va mucho más allá de un museo inerte, al contrario, se trata de algo activo, una institución que permita al mismo tiempo la conservación del patrimonio literario del país y de otras latitudes, dada la universalidad de la literatura. De hecho ya cuenta con una revista (Universo de El Búho) mensual, con un tiraje de cinco mil ejemplares que son distribuidos gratuitamente con el apoyo de EDUCAL y de otras librerías, sindicatos y grupos literarios, y con un concurso literario anual de carácter nacional en tres géneros: cuento, poesía y viñeta para ilustrar textos. Hasta hoy el premio se ha pagado en especie, con obra de artistas plásticos cercanos a la FRAF. Asimismo deberá contar con talleres de literatura, cursos, conferencias, mesas redondas, presentaciones de libros e incluso tener la posibilidad de editar a los jóvenes. Hemos pensado en la posibilidad de contar, dentro del Museo, con un Centro de Escritores para jóvenes menores de treinta años que funcione con becas y maestros de calidad, escritores famosos.


6. Actividades y plan de trabajo calendarizado:





7. Costo desglosado por rubro de gasto y costo total del proyecto.

Creemos conveniente, hay que insistir, establecer el Museo del Escritor en el Centro Histórico. Para ello se requiere conseguir el ex Oratorio San Felipe Neri o una casa grande, y patrocinio económico que pueda dotarla de las instalaciones adecuadas y mantener el personal que se requiere para cumplir con sus actividades. Un apoyo para adquirir vitrinas, equipamiento de computadoras, lo necesario para instalar la biblioteca, mesas de trabajo y recursos para adquirir libros, archivos, objetos y en general material perteneciente a grandes escritores mexicanos y extranjeros que hayan radicado o pasado por México, con el objeto de mostrar un aspecto poco conocido y que sería de gran importancia para el desarrollo cultural de la nación.


La solicitud de apoyo asciende a $ 9,600,00.00 (nueve millones seiscientos mil pesos), con el siguiente desglose:


9. Otras fuentes de financiamiento.

La Fundación René Avilés Fabila aportará el acervo que actualmente tiene el Museo del Escritor que consiste en lo siguiente: Hasta la fecha, el Museo cuenta con un acervo de cerca de 15,000 libros de literatura mexicana, de los cuales un 10% está autografiado. Además, tiene 250 caricaturas, dibujos y fotografías, más de 100 objetos personales, la colección completa de discos de Voz Viva de México, cerca de 100 grabaciones de entrevistas y programas dedicados a escritores, entre otras cosas. Consideramos que todo esto tiene un valor aproximado de 7 millones de pesos.

Por otro lado, estamos en tratos con la Fundación TELMEX, y es muy probable que aporte recursos para su mantenimiento mensual.

10. Duración del proyecto y fechas de inicio y término.

El proyecto para la instalación y habilitación del Museo del Escritor durará un año. Desconocemos cuándo se pudiera iniciar, por eso pusimos mes 1, 2, etc. Después del año consideramos que ya estaría listo para operar y entonces requeriremos apoyo para su administración y promoción.

11. Mecanismos de seguimiento y evaluación del proyecto.

El Museo del Escritor, según consta en acta notarial, tiene un presidente y un Consejo Directivo integrado por destacados escritores: Silvia Molina, Marcela del Río, María Luisa Mendoza, Bernardo Ruiz, Ignacio Trejo Fuentes, Jorge Ruiz Dueñas, Alberto Dallal, Joaquín Armando Chacón, Dionicio Morales, Federico Ortiz Quesada y Eugenio Aguirre. Este Consejo deberá determinar los pasos a seguir, qué adquisiciones llevará a cabo, con quién establecerá relaciones (museos, escritores e instituciones afines); esto es, creará una política para el Museo. Por otra parte, el Museo del Escritor es responsabilidad de la Fundación René Avilés Fabila, cuyo patronato es vigilante de sus actividades. Finalmente, a esta tarea podrían contribuir tanto la UNAM, a través del Instituto de Investigaciones Estéticas como el propio CONACULTA.

12. Propuesta de difusión y/o divulgación, en su caso.

La difusión se llevará a cabo del mismo modo que hasta hoy. La Fundación René Avilés Fabila cuenta con una sección para relaciones públicas y son las que llevaron a cabo, exitosamente, la inauguración del Museo del Escritor. Es decir, existe una relación experimentada con los medios de comunicación, no obstante sería necesario disponer de espacio en la cartelera del CONACULTA, así como de un fondo para anunciar las principales actividades del Museo, en lugares adecuados.

13. Documentación que proporcione mayores elementos para la realización del proyecto.

· Acta de asamblea constitutiva de la Asociación denominada Museo del Escritor, A. C. de fecha 23 de marzo de 2008. El acta constitutiva es la número 37292 de fecha 27 de marzo, que está en trámite.
· Acta notarial constitutiva de la Fundación René Avilés Fabila, A. C., cuyo inmueble es actualmente cede del Museo del Escritor ubicado en Yácatas 242, Narvarte, Delegación Benito Juárez, México, D.F.
· Carta de apoyo del director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Dr. Arturo Pascual Soto, donde solicita que el Ex Oratorio de San Felipe Neri sea asignado al Museo del Escritor.
·Fotografías del ex Oratorio de San Felipe Neri “el Viejo” que se propone para ser sede del Museo.
· Fotografías de las instalaciones del Museo tal como hoy se encuentran.
· Artículo de la Maestra Martha Fernández publicado en la revista electrónica Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, donde explica la importancia del Claustro Ex Oratorio de San Felipe Neri “el Viejo”.



Nombre del responsable: René Avilés Fabila

Lo tangible del Museo del Escritor en la ciudad. por María Luisa Mendoza

Lo tangible del Museo del Escritor en la ciudad
María Luisa Mendoza
Excelsior 10-Ene-2009

“Fin de la temporada clásica, empieza el romanticismo”… así decía la maestra Dulce María en las clases de literatura en primaria, y la palabra romanticismo nos estremecía, venía corriendo Calixto tras Melibea o el Mío Cid majestuoso defendiendo a sus hijas de los Teruel, que las habían amarrado a los árboles para violarlas. Romanticismo era eso, un gran amor sin claudicaciones. Así ahora en los balbuceos de enero, donde cala el frío, la carestía, la remembranza, y uno que otro recuerdo de las fiestas recientes, los libros leídos y la conciencia agradecible a Dios de ver, oír, gustar y tocar en sucesivas o consecutivas respiraciones. Por eso las páginas en blanco del año 2009 (apenas un caracol arrastrando su concha) se vuelven un tanto difíciles como empezar a escribir la dichosa novela. Cumplir lo prometido y volver a cumplir, todo con la fe de irnos a pelar porque el amor inextinguible a la vida nos librará aunque arrastremos la cobija, para ser claros. Así está bien empezar la escena, hablando de un libro publicado por Axial con la novela más que contemporánea El amor intangible, de René Avilés Fabila, donde nos encontramos con el logro de un escritor frente a los inventos del hoy verdadero, la posibilidad de ejercer el amor en el filtro helado de la computadora. Esta circunstancia en mucho hace real —es un decir— las triquiñuelas de la imaginación, lo virtual se compagina con otra voz, otras voces, y es capaz de reproducir quizá más intensamente el acto amoroso como lo consiguen ciertos sueños fugaces por demás olvidados.
Recuerdo alguna vez haber leído una novela de cintas grabadas, maestra en muchos aspectos, es como haber pasado de aquellas novelas antiguas donde el arte del diálogo se convierte en verdadera prueba de un gran escritor, cito La montaña mágica, de Mann, por evocar de pronto los diálogos más allá del teatro que es la síntesis absoluta del hablar y responder, digamos, arte por mí, si no desdeñado, sí no frecuente, extraño en una profesional de la entrevista, trozo fundamental de la misma. Por ello, el libro de Avilés Fabila me ha despertado la admirancia de nuevo, primero por lo muy bien alcanzado el amor de máquina a máquina, de espíritu al espíritu, luego por la maestría con la cual el escritor se empeña y sigue en su anhelo de conseguir usar instrumentos que a nosotros, del siglo pasado, nos siguen asorpresando por la facilidad, rapidez, con las que alivian el trabajo diario. Pues bien, a esa labor nuestra, la computadora nos ayuda, pero nada más, en el caso de El amor intangible alcanza las procuraciones de ardores y celos y eso Fabila nos lo hace saber así como así, esquivando la dificultad de expresar los sentimientos elegantemente y haciéndolos verdaderos, bien tangibles en cambio. Las computadoras son capaces de empujar grandes jugarretas, no están allí, impávidas y encendidas, esperando nuestros pensamientos para llevarlos raudas, a otros ojos, otras mesas de trabajo, otros países. La computadora de los personajes de Avilés se burla en ciertos aspectos crueles de ellos, los junta, los deja. Un buen día se aburre y condena a los dialogantes a la soledad, que es en última y primera instancia lo habitual en los corazones.
Me gustó mucho la novela, breve por otra parte, pero redonda en lo pretendido, y me dio cierta envidia, a mí ocupada en pequeños detalles vitales decimonónicos y proustianos. El novelista nos vuelve a dar pruebas de su disposición a vivir sin escapatorias, por difíciles que estas sean, lo real de nuestros días, es cierto que sin detenerse en aconteceres políticos para situar los tiempos donde ocurre ese amor extraño, sin pieles y manos, labios y cabellos, haciendo a un lado su vocación de crítico político como lo es, de organizador literario al grado de construir, ayudado por su sensacional mujer Rosario Casco, una fundación para volverla Museo del Escritor, asunto por relatar largo y tendido en otra ocasión, porque el escritor está empeñado en darle a México un lugar donde estén escritos primeros, apuntes, procesos y correcciones de los hombres de letras de este país. En la actualidad hay casas dedicadas a menesteres que vienen o no al caso, de boxeadores o prostitutas, de danzoneros o escaladores de montañas, pero de quienes se dedican a este oficio desolador y agrio, abandonado de justicias y respaldos, solamente a veces florecen homenajes, digamos, breves u olvidadizos.
El reciente homenaje a Carlos Fuentes es una raya en el agua, y si bien fue tal vez desmesurado, cumplió no obstante con la obligación elemental de honrar a quien nos honra. Sería de nombrarse el otro homenaje en Bellas Artes a Jaime Sabines, poeta insigne, quien pudo recibir en vida la devoción de cientos de lectores que recitaban sus versos de memoria al mismo tiempo que el chiapaneco. Pero un lugar donde veamos el chaleco dorado y el reloj con leontina del abuelo de Rubén Bonifáz Nuño, los manuscritos de José Agustín y quizá el de Juan Rulfo (depositado en las oficinas de los becarios del Centro Mexicano de Escritores), es posible enriquezcan ese Museo, a la espera de una sede proporcionada con justicia por el Gobierno de la ciudad a Rulfo y todos los becarios del histórico Centro. Insisto, Avilés Fabila podrá así cumplir con su anhelo generoso. Bien tangible. Bien amoroso.