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30 de Abril, 2009 - 09:56 —
México, 30 Abr. (Notimex).- En el pasado algunos intelectuales de la época como José Vasconcelos, Salvador Novo, Agustín Yáñez y Rafael Felipe Muñoz, este último nacido el 1 de mayo de 1899, idearon la creación de un museo vivo dedicado a los escritores.
El proyecto era crear un espacio en el cual, los jóvenes pudieran formarse como autores a través de cursos, talleres, diplomados, mesas redondas, conferencias y presentaciones de libros, entre otras actividades.
Mucho tiempo después, basado en esa idea, un numeroso grupo de escritores, artistas plásticos, académicos e intelectuales decidieron formar el Museo del Escritor, que actualmente se encuentra en la colonia Narvarte, en la Ciudad de México, lugar en que se recuerda a Rafael F. Muñoz.
Fue así como la Fundación René Avilés Fabila (FRAF) abrió las puertas de dicho lugar, único en su género en México y probablemente en el resto del mundo.
El periodista, escritor, narrador, participante en la Revolución Mexicana y de algunos de los gobiernos emanados de ésta, Rafael F. Muñoz nació en la ciudad de Chihuahua.
Su infancia la pasó en su tierra natal, en un rancho cercano a la frontera con Estados Unidos, donde realizó sus estudios. En su juventud se trasladó a la Ciudad de México, para regresar posteriormente a Chihuahua.
A los 16 años de edad se inició como reportero de un diario de Chihuahua y por entonces tuvo contacto con la vida revolucionaria. Fue así que conoció a Pancho Villa (Doroteo Arango), todo lo cual le dejó un profundo recuerdo, como lo comprueban los temas y personajes de sus libros.
Durante el gobierno de Venustiano Carranza, su simpatía con Alvaro Obregón lo obligó a desterrarse a Estados Unidos, donde trabaja, sobre todo en California.
Al caer el primero, regresó a México para escribir en los diarios "El Heraldo", "El Gráfico" y "El Universal", así como en varias revistas.
Durante el gobierno interino del presidente Emilio Portes Gil (1928-1930), ocupó la dirección del diario "El Nacional".
Su carrera literaria la empezó siendo joven, aproximadamente en 1913, y en sus obras utilizó sus propias experiencias revolucionarias, lo que se puede apreciar en "El hombre malo y otros relatos", "El feroz cabecilla, "Cuentos de la Revolución en el norte" y "Si me han de matar mañana", entre otros.
La literatura de Muñoz se caracteriza por un estilo objetivo, sin temblores y sin angustias. Narra las hazañas y atrocidades, las desventuras y sufrimientos de los hombres de la Revolución. Todos los sucesos que narra son verídicos, como en alguna ocasión lo confesó el propio autor.
En 1941 publicó en Argentina su segunda novela: "Se llevaron el cañón para Bachimba", que es en gran parte autobiográfica y en la cual de nuevo el autor y narrador recoge sus recuerdos, sensaciones y aventuras.
También de su autoría es la penetrante biografía de "Antonio López de Santa Anna" (1936), en la que los críticos han coincidido en que el autor logra captar a ese complejo y tortuoso personaje, así como la época pintoresca y contradictoria que le tocó vivir.
Rafael Muñoz también escribió varios argumentos cinematográficos que fueron llevados a la pantalla y ocupó el puesto de jefe del Departamento de Prensa de la Secretaría de Educación Pública.
El 9 de octubre de 1970 fue electo miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Mientras preparaba su discurso de recepción, en forma repentina murió el 2 de julio de 1972, en la Ciudad de México, a la edad de 71 años.
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